Hoy me encuentro pensativo, hace tanto que no escribo algo, ni unas líneas. Bueno, he escrito tareas, trabajos, proyectos, sin embargo pocas veces le hago caso a lo que dice mi mente, a veces es bueno hacerle caso, y no sólo dejarse llevar por esas deliciosas sensaciones que uno mismo produce para volar, olvidando dolores y realidades.
Una vez más, escribo sin esperar que alguien lea, sólo escribo para tranquilizar mi alma, meine schönes Seele, o al menos así me dijeron.
Después de tantos años de andar rockeando por el mundo, próximamente ya 27, me salta algo, las adicciones están presentes todos los días, y a todas horas. Aquél insensato que se atreva a catalogar como adicciones sólo a drogas y ese tipo de vicios, está en un error. Desconozco la definición exacta de adicción, pero estoy seguro que se refiere a una costumbre de la mente o del cuerpo por experimentar agradables sensaciones, por sentir que todo está perfecto y que el mundo es rosa... o gris, dependiendo el gusto del usuario. Aquél que se atreva a decir que las sustancias son las culpables de la existencia de los adictos, se equivoca. Está en un error. Los únicos responsables son los usuarios, ie, lo somos todos. Es un mito decir que la hierba, el alcohol o el perico son los que envician a la gente. ¡Claro que no! La gente se envicia, le fascina ese enajenamiento, se siente segura, satisfecha, comprendida...
Pongo un claro ejemplo, y el algo a lo que me parece todos hemos sido adictos, o al menos hemos probado. El amor.
El amor llega, tarde que temprano, se presenta dándonos golpecitos de esperanza, de buenos momentos. Nos coquetea, nos seduce, nos incita. Pero muy cierto es que uno decide tomar esta droga, o no. Sabemos el riesgo tan grande al volvernos adictos, estamos conscientes que puede ser muy doloroso dejar de estar embriagados en este dulce enervante.
Quizá es por esto que es tan difícil querer, o incluso amar a alguien. Cada oportunidad nos recuerda que el placer será mayor, y así también puede ser el bajar de ese estado, ese comfort. La caída puede ser anunciada, veloz o incluso muy lenta. Puede que nunca llegue, pero seguro que habrá, quizás vuelva, quizás jamás regrese.
Es cuando valoramos la sobriedad de la vida, el recordar que somos nosotros los que debemos saber estar bien, sin exquisitos placebos. Entregarse a alguien implica romper muchas barreras, atreverse a lo más peligroso, que es envolvernos hasta donde más podamos en las suaves caricias del amor, y volar muy lejos. Y claro, olvidarnos de que un día puede desaparecer, irse, esfumarse, y caeremos... y dolerá.
No trato de explicar o demostrar algo, menos de convencer, y mucho menos de que alguien lea estas líneas. No, sólo escupo lo que siento, libero las palabras que golpetean mi cabeza, esos pensamientos que me nublan el camino. No saber qué hacer, a dónde ir, cómo llegar. Yo no era así, yo tenía claro el rumbo, hasta que me dejé seducir, encontrando a una persona que creía olvidada, enterrada. Yo mismo, ese yo feliz que reía, sonreía, quería. Un ser que era adicto, y de pronto su droga se esfumó. Y se perdió en el olvido, en el pasar de los años.
De pronto esa persona tomó del elixir mágico, y floreció, emanaba felicidad. Ahora sólo deseo no olvidarme de ese casi extinto personaje. Enarmorarme de él, porque sólo él estará siempre conmigo, y nadie más.
No quiero volver a tomar drogas para sentirme bien, para recordar lo que creía muerto o enterrado. Esas sonrisas que surgían automáticamente, al pasar de los segundos, ante cualquier circunstancia. Sólo espero aprender de esta experiencia, saber que la felicidad ahí sigue, que no muere, y que si necesita de alguien para salir, es que todavía no está del todo completa.
No quiero olvidarme del ser tan feliz que surge cuando se embriaga de amor, quiero recordar su sonrisa, su felicidad, su ternura, su cariño. Se que será dificil, se va perdiendo poco a poco mientras la vista se nubla, pero sólo sabiendo que por más montañas que lo sepulten, ahí sigue. Sigue deseoso de no volver a ese lugar, esperando encontrar el camino para evitar ser golpeado. Se seguirá entregando, claro que lo hará, pero ahora luchará por llegar entero por más obstáculos que se presenten.
Ese ser también sabe que es capaz de desatar en otra persona un cúmulo de pensamientos, sensaciones, deseos. O en varias personas... Tiene la clave para que germinen semillas de felicidad, de todas esas que tenemos enterradas en el alma, en el corazón. Ahora sabe muchas cosas, recuerda otras, e intenta no perderse en ese duro aterrizaje. Sabe que habrá dolor, posiblemente mucho dolor, pero tiene una misión, no olvidar lo aprendido, no enterrar lo ganado.
Lo más triste es que su amor se desvanece mientras más se aleja esa persona que vino a germinarle esas semillas, pero eso, eso es algo ajeno a lo que puede hacer, todos seguimos un camino, algunos se cruzan por mucho tiempo, otros por poco, pero cada quien se sigue moviendo, y es inútil aferrarse a otro camino que no sea el propio.
Muchas lecciones aprendidas, muchas cosas por programar, muchas otras en las cuales no pensar.
Lo único seguro es que algún día moriremos, y en ese momento será cuando se apague la chispa. Mientras sigue encendida, aunque sea imperceptible su fulgor. El viejo amigo tiempo es el que repara las heridas, pero también cobra caro, hay que llevar un buen balance.
miércoles, 8 de junio de 2011
jueves, 10 de febrero de 2011
A una bonita [Con la esperanza de que sólo yo lo lea]
Y cuando llegué, ya se había ido una vez más la esperanza de comenzar algo, acompañado claro. Siempre se da el momento de llegar lejos, pero siempre con esa eterna soledad, y cuando más te busco y quiero que estés a mi lado, tú sólo te vas... No se si no te das cuenta o simplemente lo haces por que no te importa, o creo que sólo te importas tú, y siempre tú. Ya no me gusta recordarte pues vienen a mi mente cosas en las que odio pensar, pero a la vez, irónicamente o no, tantas cosas que me gustan hacen que te recuerde... ¡demonios!
Es una sensación extraña, odio y amor, tan cercanos, con una brecha tan pequeña que los separa, prácticamente se está de un lado y del opuesto, y nadie escapa. Yo quiero escapar pero es más difícil cuando ni siquiera estuve, o al menos como me hubiera gustado. Peor aún, ahora me toca a mi, y cuando más odio tu forma de ser, más te quiero imitar... ¿algún consejo útil? No vale la pena, de cualquier manera te ignoraré, para después imaginarte, y entonces en ese pequeño mundo donde yo mando, puedo vivir mi sueño... ¡un momento! Me dijeron que este sueño era vida... o ¿era al revés? Sigo creyendo que puedo controlar la vida, pero no el sueño, vaya problema...
Me caes mal, pues estás pensando lo mismo que yo, pero al revés, te pienso y me piensas, grave problema, linda solución, tú la planteaste, yo sólo escuchaba...
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